
Mi persona me devolvía la mirada
con los ojos muy abiertos, como sin comprender. A su vez yo no comprendí. Si he
salido de mí, ¿quién está mirando a los ojos desde los que miro?
Estoy fuera de mí. No tengo
conciencia. Quizás la perdí cuando buscaba entre la arena del desierto la
piedra azul.
Ya no tengo conciencia. No me
reconozco.
Sólo sé que no sé nada.
Pero buscando en el rincón más
remoto de lo que queda de mí, una voz resuena; una voz que me dice entre el eco
de sus propias palabras “somos unos seres extraños…”.
Así somos…
No hay comentarios:
Publicar un comentario